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Alimentación y nutrición

Riesgos alimenticios

Cuando una mujer embarazada come bien, ayuda a garantizar que su bebé reciba todos los nutrientes necesarios para un crecimiento y desarrollo saludables. Una dieta sana y equilibrada incluye: proteínas (carne, aves, pescado, legumbres), granos (cereales, pan, pastas, arroz), lácteos (leche, queso), frutas y vegetales.

La mayoría de estos alimentos no presenta riesgos y debe formar parte de la dieta sana de una mujer embarazada. Sin embargo, existen algunos alimentos, entre ellos ciertos tipos de pescado, algunos quesos blandos, carnes listas para consumir y brotes crudos, que pueden resultar peligrosos durante el embarazo. La mujer embarazada debe conocer estos riesgos para poder elegir las opciones más seguras para su alimentación y la de su bebé.

¿Qué tipos de pescado pueden representar un riesgo durante el embarazo?

El pescado proporciona una gran cantidad de proteínas y algunas vitaminas y tiene un bajo contenido de grasa. Estudios recientes sugieren que el pescado (especialmente las especies que contienen ácidos grasos omega-3) puede contribuir al desarrollo del cerebro del feto y reducir el riesgo de parto prematuro.1,2 Por estas razones, muchas especies de pescados son opciones saludables para las mujeres embarazadas.

El mercurio es un metal que se encuentra en forma natural en el medio ambiente También puede ser liberado en el aire libre por la contaminación industrial. Cuando el mercurio se asienta en cuerpos acuíferos, es transformado por bacterias en una forma más peligrosa (metilmercurio) que se acumula en los tejidos grasos de los peces. Aunque en casi todas las especies de peces se encuentran rastros de mercurio, suele concentrarse más en peces depredadores de gran tamaño como el pez espada y el tiburón, que contienen la mayor acumulación de mercurio debido a que se alimentan de otros peces y viven más tiempo que las especies más pequeñas.

Las mujeres embarazadas no deben consumir pescado con alto contenido de mercurio, como tiburón, pez espada, caballa y blanquillo o pez azulejo.3 Pueden consumir hasta 12 onzas por semana de pescado con bajo contenido de mercurio, como camarones, salmón, abadejo, bagre y atún en lata de bajo contenido graso. Las mujeres embarazadas no deben comer más de seis onzas por semana de atún blanco (albacora), que tiene más mercurio que el atún en lata de bajo contenido graso.3 Algunas especies ricas en omega-3 y con bajo contenido de mercurio incluyen salmón, arenque, anchoas, sardinas y trucha. Siguiendo las recomendaciones anteriores, las mujeres embarazadas pueden acceder a los beneficios para la salud que ofrece el pescado y, al mismo tiempo, reducir la exposición de su bebé al mercurio. El alto contenido de mercurio puede ser nocivo para el sistema nervioso en desarrollo del feto o de un bebé pequeño.

Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (Food and Drug Administration, FDA), las mujeres embarazadas o que estén planeando un embarazo deben consultar al departamento de salud local antes de consumir especies de caza deportiva3 como, por ejemplo, trucha o lubina. La mayoría de los estados publica advertencias que alertan sobre la contaminación con mercurio. Algunas especies de caza también pueden estar contaminadas con otros contaminantes industriales, como PCB (bifenilos policlorados). Algunos estudios sugieren que la exposición a altos niveles de PCB antes del nacimiento puede dar como resultado problemas de aprendizaje, un menor cociente intelectual y un bajo peso al nacer.4

Las mujeres embarazadas deben asegurarse de que todo el pescado que consuman esté bien cocido para matar las bacterias o parásitos que causan enfermedades. El pescado debe cocinarse hasta que esté opaco y pueda desmenuzarse fácilmente con un tenedor, o hasta que con el termómetro de cocina se mida una temperatura interna de al menos 145 °F. Las mujeres embarazadas deben evitar el sushi y otros pescados crudos, especialmente mariscos (ostras y almejas), ya que pueden estar contaminados con desperdicios y contener microbios capaces de producir enfermedades gastrointestinales graves.

¿Cuáles son los riesgos de la leche no pasteurizada, los quesos blandos y las carnes listas para consumir?

Algunos quesos blandos, carnes listas para consumir (incluyendo fiambres y embutidos envasados) y la leche no pasteurizada (así como los productos derivados de ésta) pueden provocar una forma de intoxicación denominada listeriosis. La listeriosis es causada por una bacteria (Listeria monocytogenes) y es sumamente peligrosa durante el embarazo.

Cuando una mujer embarazada contrae listeriosis, corre el riesgo de sufrir un aborto espontáneo o un parto prematuro, o bien el bebé puede nacer sin vida o enfermarse gravemente después de nacer e incluso morir.

La mayoría de las personas no se enferma al consumir alimentos contaminados con listeria. Sin embargo, las mujeres embarazadas sanas tienen más probabilidades que cualquier adulto sano de contraer listeriosis y más probabilidades aun de enfermarse gravemente como consecuencia de ella. La listeriosis suele presentarse como una enfermedad con síntomas parecidos a los de la gripe, como fiebre, dolores musculares, escalofríos y, a veces, náuseas o diarrea. Sin embargo, puede complicarse con una meningitis (infección de las membranas que recubren el cerebro, con síntomas como dolores de cabeza fuertes y rigidez del cuello) potencialmente letal e infección sanguínea. La mujer embarazada debe consultar a su médico si se presenta alguno de estos síntomas. A través de un análisis de sangre se puede comprobar si tiene listeriosis. De ser así, puede ser tratada con antibióticos, los cuales, en algunos casos, ayudan a prevenir infecciones fetales que pueden provocar aborto espontáneo y el nacimiento sin vida del bebé.

Las mujeres embarazadas pueden protegerse a sí mismas y a sus bebés contra la listeriosis siguiendo las recomendaciones de la FDA:5

  • No comer perros calientes ni fiambres o embutidos (incluyendo jamón, pavo, salame y "bologna") a menos que se calienten hasta que estén humeantes.
  • No consumir leche que no esté pasteurizada ni alimentos derivados de esta leche.
  • Evitar los quesos blandos como el feta, brie, camembert, roquefort, azul, queso blanco, queso fresco o panela, a menos que estén hechos con leche pasteurizada. Los quesos duros, los quesos procesados, el queso crema y el "cottage cheese" no presentan riesgos.
  • No comer patés refrigerados ni productos para untar a base de carne. (La listeria se propaga a la temperatura del refrigerador.) Estos mismos productos envasados en lata o en conserva son seguros.
  • Evitar los pescados y mariscos ahumados refrigerados a menos que hayan sido previamente cocidos (en guiso, por ejemplo). Estos mismos productos envasados en lata o en conserva son seguros.

¿Es peligroso consumir brotes crudos y jugos no pasteurizados?

Los brotes crudos de verdura (incluyendo los brotes de alfalfa, trébol, rábano y soya verde), así como los jugos de frutas y verduras frescos (no pasteurizados) son muy ricos en vitaminas. Lamentablemente, también contienen bacterias (como Salmonella y E. coli) que pueden provocar enfermedades, lo que los convierte en opciones poco seguras para la mujer embarazada.5

En los adultos sanos, las infecciones por Salmonella y E. coli suelen provocar diarrea, náuseas, dolores abdominales y fiebre que se prolonga por varios días. Sin embargo, a veces las mujeres embarazadas pueden enfermarse gravemente como consecuencia de estas infecciones. Ocasionalmente, pueden transmitir una infección por Salmonella o E. coli al feto, el cual podrá presentar diarrea, fiebre y, con menor frecuencia, meningitis después del nacimiento.

La mujer embarazada debe beber únicamente jugos pasteurizados. La FDA exige que todos los jugos no pasteurizados envasados indiquen claramente en la etiqueta que no están pasteurizados.5

¿Es peligroso comer carne, aves o huevos que no estén bien cocidos durante el embarazo?

Las carnes magras, la carne de aves y los huevos son ricos en proteínas y algunas vitaminas y son parte importante de una dieta sana durante el embarazo. Sin embargo, las mujeres embarazadas deben evitar comer carne, aves o huevos crudos o mal cocidos para evitar el riesgo de contraer alguna de las enfermedades causadas por la contaminación de los alimentos (como listeriosis, infección por E. Coli y Campylobacter, salmonelosis y toxoplasmosis).

La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que, por lo general, no presenta síntomas o presenta síntomas muy leves parecidos a los de la gripe. Sin embargo, si una mujer embarazada contrae la enfermedad, existe aproximadamente un 50 por ciento de probabilidades de que la transmita al feto.6 Algunos de los bebés afectados pueden desarrollar pérdida de la visión o de la audición, retraso mental, convulsiones y otros problemas. Cuando la toxoplasmosis se diagnostica durante el embarazo, con frecuencia un tratamiento con antibióticos puede ayudar a reducir la gravedad de los síntomas en el recién nacido. Aparte de las carnes mal cocidas, otra causa común de toxoplasmosis es el contacto con la materia fecal de los gatos. Por esta razón, las mujeres embarazadas deben pedir siempre a otra persona que cambie la arena higiénica del gato.

La mujer embarazada debe asegurarse de que tanto la carne como las aves estén bien cocidas utilizando un termómetro para carne. Los asados y chuletas de cerdo deben cocinarse por lo menos a 145 °F; los asados y filetes de carne de vaca, ternera y cordero a 145 °F; la carne picada, ternera, cordero y cerdo por lo menos a 160 °F; la carne de ave picada a 165 °F; las pechugas de pollo a 170 °F y las aves enteras a 180 °F.5 Los huevos, que pueden estar contaminados con Salmonella, deben cocinarse hasta que tanto la yema como la clara estén firmes. Las mujeres embarazadas también deben evitar el consumo de alimentos preparados con huevos crudos o parcialmente cocidos, como el ponche de leche y huevo (“eggnog”) y la salsa holandesa.

¿Las mujeres embarazadas pueden comer hígado?

Existen ciertas dudas acerca de la conveniencia de consumir hígado durante el embarazo. El hígado es una buena fuente de proteínas y es rico en ciertas vitaminas y minerales, como la vitamina B conocida como ácido fólico (que ayuda a prevenir algunos defectos congénitos), hierro (que ayuda a prevenir la anemia) y vitamina A (necesaria para el crecimiento y desarrollo normales del feto). Sin embargo, en el caso de la vitamina A, el hígado puede aportar vitaminas en exceso.

Algunos estudios sugieren que altas dosis de vitamina A pueden causar defectos de nacimiento. Según el Instituto de Medicina (Institute of Medicine, IOM), la ración dietaria recomendada (Recommended Dietary Allowance, RDA) de vitamina A para mujeres embarazas es de 2,565 UI (unidades internacionales) por día.7 Un estudio realizado en 1995 comprobó que las mujeres que ingerían más de 10,000 UI de vitamina A por día (casi cuatro veces la ración dietaria recomendada por el IOM) durante los primeros dos meses de embarazo tenían un riesgo más de dos veces superior de tener un bebé con defectos congénitos.8 Otros estudios indican que es poco probable que dosis inferiores a 30,000 UI causen defectos congénitos, pero en realidad no se ha establecido cuál es la dosis mínima que puede provocar estos defectos.9

El organismo fabrica su propia vitamina A, cuando la necesita, a partir de substancias como el beta-caroteno, que se encuentra en los vegetales amarillos y verdes. Esta materia prima de la vitamina es totalmente segura y saludable durante el embarazo. Sin embargo, gran parte de la vitamina A que consumimos es en realidad vitamina preformada (retinol) que, en cantidades excesivas, puede provocar defectos congénitos. La vitamina A preformada se encuentra en gran cantidad de suplementos vitamínicos y en algunos alimentos como la carne, los huevos, los lácteos y los cereales enriquecidos que se consumen en el desayuno.

El hígado es el único alimento que proporciona cantidades muy elevadas de vitamina A. Por ejemplo, una porción de hígado vacuno de tres onzas puede contener 27,000 UI y tres onzas de hígado de pollo 12,000 UI.7 Es posible que una mujer embarazada que come hígado regularmente consuma una cantidad de vitamina A suficiente como para poner en riesgo a su bebé.

Aunque no está comprobado que el consumo de hígado pueda provocar defectos congénitos, la medida más segura que la mujer embarazada puede adoptar es reducir al mínimo el consumo de hígado. Además, también debe asegurarse de que su suplemento vitamínico o prenatal no contenga más de 5,000 UI de vitamina A preformada (algunas vitaminas prenatales no contienen vitamina A preformada y la reemplazan con beta-caroteno o la eliminan totalmente) y debe evitar tomar suplementos vitamínicos que contengan más vitamina A que la permitida.10

¿Qué prácticas de manipulación segura de los alimentos pueden ayudar a prevenir la intoxicación alimenticia?

Todos debemos ser cuidadosos para evitar la contaminación de los alimentos en el momento de manipularlos y prepararlos, especialmente las mujeres embarazadas. La FDA recomienda lo siguiente:5

  • Lavarse las manos con agua caliente y jabón antes y después de manipular los alimentos.
  • Lavar las tablas de picar, los platos y las superficies y los utensilios de cocina con jabón y agua caliente después del contacto con carne cruda, aves, mariscos, huevos o frutas y verduras frescas sin lavar.
  • Las carnes, aves y pescado crudos siempre deben colocarse separados de los alimentos cocidos o listos para consumir.
  • Lavar la fruta y la verdura cruda antes de comerla colocándola debajo del grifo y eliminar la suciedad de las superficies con un cepillito.
  • Quitar y desechar las hojas de afuera de la lechuga y el repollo.
  • Cortar las partes de frutas y verduras que se han echado a perder (pueden contener bacterias).
  • Refrigerar rápidamente cualquier resto de comida.
  • No comer nunca alimentos cocidos que hayan estado fuera del refrigerador más de dos horas.
  • Asegúrese de que la temperatura de su refrigerador sea de 40 °F o inferior y la del congelador de 0 °F o inferior para retardar el desarrollo de bacterias.

Referencias

  1. Hibbein, J.R., et al. Maternal Seafood Consumption in Pregnancy and Neurodevelopmental Outcomes in Childhood (ALSPAC Study): An Observational Cohort Study. Lancet, volumen 369, febrero de 2007, págs. 578-585.
  2. Olsen, S.F., et al. Duration of Pregnancy in Relation to Seafood Intake During Early and Mid Pregnancy: Prospective Cohort. European Journal of Epidemiology, volumen 21, 2006, págs. 749-758.
  3. U.S. Department of Health and Human Services y U.S. Environmental Protection Agency. What You Need to Know About Mercury in Fish and Shellfish, marzo de 2004, actualizado 4 de febrero de 2005, www.cfsan.fda/gov/~dms/admehg3b.html.
  4. Agency for Toxic Substances and Disease Registry (ATSDR). ToxFAQs™ for Polychlorinated Biphenyls, febrero de 2001, actualizado 11 de septiembre de 2007, www.atsdr.cdc.gov/tfacts17.html.
  5. Food and Drug Administration (FDA). Food Safety for Moms-to-Be. Actualizado 31 de octubre de 2005, www.cfsan.fda.gov/~pregnant.
    Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Preventing Congenital Toxoplasmosis. Morbidity and Mortality Weekly Report, volumen 49, RR02, 21 de marzo de 2000.
  6. Office of Dietary Supplements, National Institutes of Health (NIH). Dietary Supplements Fact Sheet: Vitamin A and Carotenoids. Actualizado 23 de abril de 2006, http://ods.od.nih.gov/vitamina.asp.
  7. Rothman, K.J., et al. Teratogenicity of High Vitamin A Intake. The New England Journal of Medicine, volumen 333, número 21, 23 de noviembre de 1995, págs. 1369-1373.
  8. The Teratogen Information System (TERIS). Vitamin A. Actualizado abril de 2006, http://depts.washington.edu/terisweb/teris.
  9. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Your Pregnancy and Birth, Cuarta edición. ACOG, Washington, DC, 2005.

Mayo del 2008