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Lo que sabemos acerca del nacimiento prematuro

En los Estados Unidos, 1 de cada 10 bebés nace prematuramente.

Muchos serán demasiado pequeños y estarán demasiado enfermos para poder marcharse a casa. En cambio se enfrentarán a semanas o incluso meses en la unidad de cuidados intensivos neonatales UCIN (NICU, por sus siglas en inglés).

Estos bebés corren un mayor riesgo de morir y sufrir complicaciones médicas graves. No obstante, casi todos podrán con el tiempo regresar a su hogar.

¿Pero qué les depara el futuro a estos bebés?

Muchos de los que sobreviven crecen saludablemente pero otros no son tan afortunados. Ni la mejor atención médica puede salvar a todos los bebés prematuros de discapacidades duraderas como parálisis cerebral, discapacidades intelectuales y problemas de aprendizaje; enfermedad pulmonar crónica; y problemas de la vista y audición. La mitad de todas las discapacidades neurológicas de los niños se relacionan con el nacimiento prematuro.

Si bien se han logrado enormes avances en la atención médica de los bebés que nacen demasiado pronto y muy pequeños, debemos en primer lugar descubrir cómo evitar que el nacimiento prematuro suceda. A pesar de décadas de investigación, los científicos todavía no han desarrollado maneras efectivas para ayudar a prevenir el nacimiento prematuro.

En efecto, la tasa de nacimiento prematuro aumentó en más del 20 por ciento entre los años 1990 y 2006. Esta tendencia y la dinámica subyacente ponen de relieve la importancia crítica y lo oportuno de la Campaña del Nacimiento Prematuro de March of Dimes. La tasa cayó al 12.3 por ciento en 2008, del 12.7 en 2007, lo cual representa una reducción pequeña pero estadísticamente considerable.

¿Por qué las mujeres dan a luz temprano?

En casi el 40 por ciento de los nacimientos prematuros, se desconoce la causa. Sin embargo, los investigadores han logrado ciertos avances en descubrir las causas del nacimiento prematuro. Los estudios sugieren que puede haber cuatro factores principales que dan lugar al parto prematuro espontáneo.

Infecciones e inflamación. Según se deduce de los estudios, el parto prematuro suele desencadenarse por la respuesta inmunitaria natural del cuerpo ante ciertas infecciones bacterianas, como aquellas que se relacionan con los aparatos genital y urinario y las membranas fetales. Incluso las infecciones no cercanas a los órganos reproductores, como la enfermedad periodontal, pueden contribuir al parto prematuro.

Estrés materno o fetal. El estrés psicosocial crónico de la madre o el estrés físico en el feto, (por ejemplo el producido por el flujo sanguíneo insuficiente de la placenta) parecen producir una hormona relacionada con el estrés llamada hormona liberadora de corticotropina (CRH, por sus siglas en inglés). La CRH puede estimular la producción de una multitud de otras hormonas que desencadenan las contracciones uterinas y el parto prematuro.

Sangrado. El útero puede sangrar debido a problemas como la abrupción o desprendimiento placentario, en cl cual la placenta se despega, parcial o casi totalmente, de la pared uterina antes del parto. El sangrado desencadena la liberación de varias proteínas que intervienen en la coagulación de la sangre, lo cual también parece estimular las contracciones uterinas.

Estiramiento. El útero puede estirarse en exceso por la presencia de dos o más bebés, cantidades excesivas de líquido amniótico o por anormalidades uterinas o placentarias. Todo esto da lugar a la liberación de sustancias químicas que estimulan las contracciones uterinas.

Esos cuatro factores no son los únicos que deben considerarse. Otros, como el embarazo múltiple, inducir el parto, y las cesáreas también pueden desempeñar una función. Pero el conocimiento de esos cuatro factores puede ayudar a los científicos a crear intervenciones más efectivas capaces de detener los diversos procesos químicos que dan lugar al parto prematuro.

¿Quién dará a luz antes de tiempo?

Es muy difícil predecir qué mujeres darán a luz prematuramente. Actualmente, no se considera que las pruebas sean efectivas para identificar a las mujeres con bajo riesgo. Sin embargo, hay dos pruebas que son útiles para determinar qué mujeres de alto riesgo o mujeres con contracciones tienen pocas probabilidades de dar a luz en las dos semanas próximas. Estas pruebas pueden aliviar la preocupación y evitar tratamientos innecesarios.

Longitud cervical. La longitud del cuello uterino de la mujer se mide con un ultrasonido vaginal. Las mujeres con cuello uterino más corto del promedio y aquellas cuyo cuello uterino se acorta en exámenes posteriores corren mayor riesgo de parto prematuro. Esta prueba es relativamente precisa para determinar qué mujeres corren menos riesgo de parto prematuro. La mujer puede preguntar a su profesional de la salud sobre el ultrasonido para chequear si tiene el cuello uterino corto.

Fibronectina fetal. La fibronectina es un pegamento biológico que ayuda a adherir la bolsa o saco fetal al revestimiento uterino. Normalmente se ve en las secreciones vaginales hasta las 22 semanas de embarazo; luego aparece de nuevo de 1 a 3 semanas antes del parto. Se utiliza un hisopo de algodón para tomar una muestra de las secreciones vaginales entre las semanas 22 y 34 del embarazo. Si se ve la fibronectina, parece que la mujer corre mayor riesgo de parto prematuro. La prueba de fibronectina fetal tiene un éxito moderado en predecir quién no tendrá un parto prematuro. En algunos casos, esta prueba puede combinarse con la medición de la longitud cervical para mejorar la precisión.

Los investigadores siguen desarrollando nuevas pruebas para identificar qué mujeres darán a luz prematuramente. Muchas de las nuevas pruebas miden los marcadores biológicos asociados con los distintos factores que dan lugar al parto prematuro, como la hormona CRH relacionada con el estrés o varios factores inmunitarios y coagulantes. Hasta la fecha, las pruebas que miden sólo uno de esos marcadores biológicos no han resultado exitosas; pero aquellas que miden una serie de marcadores son prometedoras hasta cierto grado.

Los expertos médicos también están buscando variaciones de genes que pueden aumentar el riesgo del parto prematuro. Esa investigación puede conducir a pruebas de detección optimizadas.

¿Quién corre mayor riesgo?

El parto y nacimiento prematuro le puede suceder a cualquier mujer embarazada. Pero les sucede con más frecuencia a algunas mujeres que a otras. Los investigadores siguen estudiando el parto y el nacimiento prematuro. Han identificado algunos factores de riesgo, pero aún no pueden predecir qué mujeres darán a luz demasiado temprano. Tener un factor de riesgo no significa que la mujer tendrá definitivamente un parto o nacimiento prematuro. Hay tres grupos de mujeres que corren mayor riesgo de que esto suceda:

Si la mujer tiene cualquiera de esos tres factores de riesgo, es sumamente importante que conozca las señales y síntomas del parto prematuro y que sepa qué hacer en este caso.

Según algunos estudios realizados, la mujer corre un mayor riesgo de parto prematuro si tiene ciertos hábitos de vida. Estos hábitos incluyen los siguientes:

  • No atenderse con un profesional de la salud prenatal o atenderse cuando el embarazo está muy avanzado
  • Fumar
  • Beber alcohol
  • Usar drogas ilegales
  • Exposición al medicamento DES
  • Violencia doméstica, incluyendo el abuso físico, sexual o emocional
  • Falta de apoyo social
  • Sufrir niveles extremadamente altos de estrés
  • Trabajar largo tiempo permaneciendo de pie
  • Exposición a ciertos contaminantes ambientales
  • Ciertas condiciones médicas durante el embarazo pueden aumentar la probabilidad de que la mujer tenga un parto prematuro. Estas condiciones incluyen las siguientes:
  • Diabetes
  • Infecciones: urinaria, vaginal, de transmisión sexual y posiblemente otras posiblemente.
  • Hipertensión arterial y preeclampsia
  • Trastornos de la coagulación (trombofilia)
  • Sangrado vaginal
  • Ciertos defectos congénitos del bebé
  • Estar embarazada de un solo feto por una fertilización in vitro
  • Tener poco peso antes del embarazo
  • Obesidad
  • Intervalo corto entre embarazos, menos de 6 a 9 meses entre un nacimiento y el inicio del próximo embarazo

Los investigadores médicos también identificaron a ciertos grupos de mujeres que corren mayor riesgo de tener un bebé prematuro. Estos grupos incluyen los siguientes:

  • Mujeres afroamericanas
  • Mujeres menores de 17 años o mayores de 35
  • Mujeres de bajos ingresos económicos

Los expertos no entienden cabalmente por qué ni cómo estos factores aumentan el riesgo de que una mujer tenga un parto o nacimiento prematuro.

¿Puede prevenirse el parto prematuro con tratamiento?

Con los años, los profesionales de la salud han intentado diversas estrategias para ayudar a prevenir el parto prematuro. Pueden recomendar el reposo en cama, ofrecer cuidado prenatal intensivo para mujeres de alto riesgo y tratamiento con medicamentos para detener las contracciones uterinas. Ninguna de estas estrategias es rutinariamente efectiva aunque algunas pueden ser útiles para algunas mujeres.

Sin embargo, en el año 2003 dos alentadores estudios hallaron que el tratamiento con la hormona progesterona reducía la incidencia del parto prematuro en mujeres que ya habían tenido un nacimiento prematuro. Este grupo corre un riesgo especialmente alto de tener otro parto prematuro.

La Asociación Americana de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) dice que puede administrarse progesterona (a veces llamada 17P) a la mujer si reúne estas dos condiciones:

Tuvo un parto prematuro espontáneo antes y estaba embarazada de un solo bebé. El parto prematuro espontáneo significa que el parto comienza solo, sin el uso de drogas ni otros métodos; o que la bolsa que rodea al bebé se rompe temprano y provoca el parto. Y

Está embarazada ahora con un solo bebé.

Los expertos médicos concuerdan que las inyecciones de progesterona pueden contribuir a prevenir el parto prematuro, pero sólo para las mujeres que reúnen los dos requisitos indicados arriba.*

La ACOG afirma que la progesterona también puede administrarse a las mujeres con cuello uterino corto.

Una serie de estudios examinó la efectividad del tratamiento con antibióticos para reducir el riesgo de un parto prematuro. Esta intervención parece ayudar a prolongar el embarazo en mujeres con ruptura prematura de las membranas, cuando el saco que rodea al bebé a se rompe antes de las 37 semanas. Esta complicación suele dar lugar al parto prematuro.

Los antibióticos se administraron a mujeres con infecciones vaginales, como la vaginosis bacteriana (VB) y la tricomoniasis. Estas mujeres pueden correr un mayor riesgo de parto prematuro. No obstante, la mayor parte de los estudios no ha demostrado que los antibióticos reduzcan el riesgo del parto prematuro en la mayoría de las mujeres con estas infecciones genitales.

Algunos estudios sugieren que el procedimiento llamado cerclaje, en el cual el médico sutura una puntada en el cuello uterino para ayudar a mantenerlo cerrado, puede contribuir a reducir el riesgo de parto prematuro en algunas mujeres que hayan tenido un nacimiento prematuro anterior y que también tengan ciertas anormalidades del cuello uterino. El médico retira la puntada aproximadamente en la semana 37 de embarazo.

Hoy en día, a las mujeres que comienzan a tener un parto prematuro antes de las 34 semanas de embarazo se las trata frecuentemente con uno de varios medicamentos, llamados tocolíticos. Estos medicamentos suelen demorar el parto alrededor de 48 horas; así el profesional gana el tiempo extra para tratar a la embarazada con corticosteroides Estos aceleran la maduración de los pulmones y otros órganos fetales. Reducen el riesgo de la muerte del bebé y complicaciones graves del nacimiento prematuro, incluidas el síndrome disneico grave (problemas de respiración) y sangrado en el cerebro. Los médicos recomiendan los corticosteroides si es probable que la mujer dé a luz antes de las 34 semanas.

¿Existen complicaciones para el recién nacido?

Algunos bebés prematuros enfrentan complicaciones graves, incluyendo:

Síndrome disneico, un problema de respiración grave que afecta mayormente a los bebés nacidos antes de las 34 semanas de embarazo.

Sangrado en el cerebro, llamado hemorragia intraventricular (IVH, por sus siglas en inglés), que es más común en los bebés nacidos antes de las 32 semanas de embarazo. Puede causar presión y daño cerebral.

Conducto arterial persistente, un problema del corazón común en los bebés prematuros. Si no se trata, puede conducir a la insuficiencia cardíaca.

Enterocolitis necrótica (NEC, por sus siglas en inglés), un problema intestinal potencialmente peligroso.

Retinopatía del prematuro (ROP, por sus siglas en inglés), un problema de los ojos que ocurre principalmente en los bebés nacidos antes de las 32 semanas de embarazo. En casos graves, se necesita tratamiento para ayudar a prevenir la pérdida de la vista.

Hemos concretado avances al aprender acerca de los factores que dan lugar al parto prematuro. Sin embargo, nos queda mucho por hacer para crear tratamientos de prevención. Los investigadores concuerdan que debemos desarrollar mejores pruebas de detección para identificar a las mujeres con un mayor riesgo a dar a luz temprano, y tratamientos que puedan emplearse precozmente para interrumpir la multiplicidad de eventos que dan lugar al nacimiento prematuro.

* Opinión núm. 419 de la Comisión de la Asociación Americana de Obstetras y Ginecólogos (ACOG): Uso de progesterona para reducir el parto prematuro, octubre de 2008.

Actualizado en abril de 2012